jueves, 26 de agosto de 2010

Recuperemos La Casa del Pueblo de La Plata

Entrevista de NOVA



Simiand: “Sortino nos tiene que devolver la Casa del Socialismo de La Plata”

Con la normalización bajo el brazo, el Partido Socialista se propone “reeditar” en la Provincia el mismo frente electoral que gobierna en Santa Fe. Por primera vez en mucho tiempo, y ya sin los socialistas K dentro de la estructura partidaria, el PS bonaerense puede permitirse mirar al 2011 con esperanzas de ser gobierno. Claro que necesita mantener esa sociedad llamada Acuerdo Cívico y Social, sobreponiéndose incluso a algunas intermitencias.

“Terminamos un proceso de normalización que se hizo el año pasado en toda la Provincia”, cuenta Roberto Simiand, secretario general del PS de La Plata. “Se hicieron además las elecciones complementarias para elegir el Comité Nacional, donde resultó ganadora la Lista 2 que impulsaba a (Hermes) Binner y (Rubén) Giustiniani -detalla-. En el país, esta nómina sacó el 90 por ciento contra el 10 de los socialistas K. Y, en La Plata, obtuvo el 70 por ciento de los votos”.
“El partido está absolutamente normalizado y construyendo una coalición que reedite nuestro frente electoral en Santa Fe, que permitió que el socialismo, acompañado por otros partidos como el radicalismo, el GEN, el ARI y algunos sectores de CTA, estén gobernando hoy la provincia”, adelanta Simiand en esta entrevista con NOVA.

- ¿Cuáles serían los pasos a seguir para reeditar ese frente en la Provincia? Aquí hay diferencias concretas de convivencia, como el caso de Carrió...
- Lo primero que hay que tener es un programa. Estamos discutiendo con las otras fuerzas una serie de puntos fundamentales. Obviamente, la dinámica de la política argentina es muy distinta, porque a veces se privilegian los nombres. Para nosotros no está bien que hoy se esté discutiendo si Binner va a ser candidato a presidente: primero tenemos que saber cuál es el proyecto. Hoy creemos que es fundamental que se avance con el 82 por ciento móvil, porque el Gobierno no puede estar diciendo que la Argentina funciona bien y no hay dinero para pagarle a los jubilados. Las jubilaciones no pueden ser una especie de dádiva que se les da a las personas que terminaron su vida activa para darle el 30 por ciento de lo que cobraban: eso es una estafa. La Presidenta exagera cuando dice que se van a fundir las arcas. Pensamos también que la Asignación Universal por Hijo no puede quedar en un decreto, tiene que ser un derecho que esté garantizado en las leyes de la Nación. Nos parece también que hay que discutir un nuevo régimen de coparticipación federal para que las provincias no estén mendigando a la Nación los recursos necesarios para funcionar. En estos temas coincidimos con muchas fuerzas, y en otros discutimos.

- ¿Cómo cuáles?
- Estamos a favor de rediscutir una ley de entidades financieras, porque la que tenemos hoy data de la época del 90, la etapa más neoliberal. Creemos que hay que volver a po0nerle a las empresas grandes los aportes patronales, que fueron sacados en la época de (Domingo) Cavallo, y que, cuando uno ve que este Gobierno no los quiere incorporar, se da cuenta de que, efectivamente, es un gobierno tan conservador como el de la década del ’90, y que sólo tiene un discurso que se dice progresista pero, que, en la práctica, no se corresponde. Se va avanzando en la agenda legislativa. Hoy esos puntos se debaten y se acuerdan en el Congreso, quizás porque existe una relación de fuerzas que lo permite. Incluso avanzamos con la fuerza de Pino Solanas, que también es tenido en cuenta para incorporar.

- ¿Y Carrió?
- Lo de Carrió me parece más una situación fáctica que tiene que ver con posicionamientos en la negociación. No la conozco personalmente, pero la relación con compañeros del ARI no ha sido mala, siempre hemos tenido conversaciones, y todos esperamos que estén incorporados en un frente donde podamos participar socialistas, gente del ARI, del GEN, del radicalismo y de Pino Solanas. Pero tenemos que discutir un programa. Por ejemplo, con el tema de las retenciones, no estamos a favor de su eliminación. Las retenciones deberían eliminarse cuando se las reemplace por un impuesto. Pero si hoy le quitamos las retenciones al trigo, el pan va a valer tres o cuatro veces más de lo que vale, porque un productor de trigo va a preferir venderlo al extranjero que a un panadero. Y ese tipo de precio no se puede pagar en Argentina. Diferente es el caso de la soja. Nuestra postura es que las retenciones sean escalonadas. A los pequeños productores hay que desgravarlos. Y diferenciar para cada producto. Nosotros no consumimos soja, y quizás no haya que desgravarla en absoluto. Y, si queremos desojizar, deberíamos tener retenciones diferenciales, cobrándole más a la soja y menos a los otros productos para que sean más competitivos.

- ¿Qué fue lo que motivó el desprendimiento de un sector del PS para aliarse con el kirchnerismo?
- El PS se fusionó y representó el único caso nacional donde dos partidos se transformaron en uno. En el ‘58, nos dividimos en argentinos y democráticos, y para el 2000 volvimos a recuperar la unidad partidaria. Ese proceso, que en los papeles se enmarca con esa fecha, duró un tiempo político para ir homogeneizando las personas y las diferentes direcciones políticas. El gobierno nacional, al principio con Néstor Kirchner y luego con Cristina Fernández, siempre tentó a dirigentes socialistas para incorporarse al gobierno. Uno de los casos más notorios fue el de Héctor Polino, a quien le ofrecieron en su momento la Secretaría de Medio Ambiente, y quien se lo comunicó al partido, que decidió, incluso con los votos coherentemente de Ariel Basteiro, Jorge Rivas y Oscar González, que no debíamos que aceptar. Menos de un año después se incorporaron al gobierno nacional y participaron de listas del FpV en más de una vez. Esa situación, al principio, tuvo un grado de tolerancia por parte de las autoridades y los afiliados; pero, pasado un tiempo, se le exigió a estos compañeros que rectificaran esta situación y que participaran de las decisiones del Comité Nacional y los diferentes congresos provinciales, que decían otra cosa e indicaban que teníamos que construir una alianza de centro izquierda. Sin embargo, ellos desobedecieron, lo que llevó a un proceso interno del partido que terminó con su expulsión. Hoy, González, Rivas y Basteiro están técnicamente expulsados del partido. De la misma manera lo está (Carlos) Sortino, que es concejal suplente por una lista que enfrentó en La Plata a la nómina que llevaba compañeros del PS. El planteo fue echo por el Centro de Mar del Plata, y el Comité de Disciplina decidió separarlo como afiliado.

- ¿Cómo explicaría esa situación?
- La crisis de los partidos políticos no ha dejado a un costado al PS. Si uno defiende una bandera, una serie de intereses y principios, no se puede ser a la vez socialista y de otro partido político. No se puede participar de una organización política y enfrentarla en elecciones. Si no, da igual: no importan las ideas sino las personas. Y para nosotros es todo lo contrario.

- ¿Cómo es posible entonces que el sector de Sortino esté al frente de la Casa Socialista en La Plata?
- Después de las últimas elecciones partidarias, nos reunimos con Sortino para solicitarle que nos devolviera la casa. Él reconoció que habíamos ganado correctamente las elecciones, pero dijo que el problema debía discutirse con el apoderado nacional. Entre idas y vueltas, la casa nunca fue devuelta a quienes son, hoy, las autoridades legítimas de la Provincia: Carlos Nivio, Ricardo Cuccovillo y, en La Plata, la Secretaría General que encabezo. Ante esta situación anómala, hemos tratado de no generar agitación política esperando llamarlos a la reflexión y que devuelvan el local. La Casa del Pueblo tiene tres entradas Nosotros ocupamos el subsuelo, donde cedemos gran parte de ese espacio a la Biblioteca Romero y a la Universidad Popular Alejandro Korn, y funcionamos fuera de su horario. Autoridades de otros partidos nos han manifestado su solidaridad ante esta situación. Estamos recabando la información necesaria para hacer los trámites judiciales, aunque no queremos llegar a esto porque no tenemos un problema con Carlos Sortino. El problema es político. Como secretario general, tengo una responsabilidad. Los herederos de esa casa nos reconocen como autoridades. Hoy teneos allí un grupo de intrusos que, sin ningún tipo de derechos, usufructúan incluso haciendo peñas y bailes a título oneroso, porque jamás se rinde cuenta, e incluso con muchas quejas de vecinos y haciendo funcionar, en muchos casos, oficinas municipales, como la del presupuesto Participativo.

- ¿Cómo ve la gestión de Bruera?
- Cuando nos convocaron al diálogo político, nosotros concurrimos, porque no somos enemigos de las otras fuerzas sino que somos vecinos, y pensamos que en el debate de ideas siempre se avanza. Sin embargo, después de tantos años de gobierno justicialista en La Plata, vemos que es más de lo mismo. Han cambiado algunas caras y algunos patrones de funcionamiento, pero hay una continuidad. Obviamente, está muy bien tener calles asfaltadas y plazas iluminadas, pero el Presupuesto Participativo no deja de ser una fachada, porque el porcentaje es muy bajo. La calidad institucional en la Municipalidad es muy baja. Un ejemplo: cuando tenemos que discutir el COU (Código de Ordenamiento Urbano), se imponen criterios que tienen absolutamente el signo contrario de la participación, se privilegian una serie de intereses de tipo inmobiliario y no se tienen en cuenta los servicios públicos que se verán absolutamente resentidos.

- ¿Y cómo analiza la gestión de Scioli?
- Veintitrés años de gobierno del mismo partido en la Provincia nos han entregado un sistema de educación muy malo, con una prueba terrible cono fue el Polimodal. En seguridad, no hace falta hablar nada: estamos cada vez peor y no nos damos cuenta de que la marginalidad crece y de que los negocios que se hacen son negocios donde camina la droga, el juego y el alcohol, y que todo eso es caldo de cultivo para organizaciones que terminan delinquiendo. El Gobierno se ha mostrado absolutamente incapaz de tomar cartas en el asunto: ya no sólo asaltan en casas, sino que los mismos bancos son presa. Y esto tiene que ver con una concepción conservadora, muy parecida a la de los años ’90, que tiene el gobierno de la Provincia: cuando uno se pone a ver quiénes fueron los gobernadores y qué rol cumplieron en los ’90, en otro país nadie tendría dudas de tildarlos de derecha. No sé cómo todavía no nos damos cuenta de que es una continuidad perfecta.

- ¿Tan categórica debe ser esa definición?
- Es que es un partido conservador que no ha generado un cambio positivo en la distribución del ingreso y en la legalidad. Hoy se caen las facultades delegadas y pareciera que se cayera el mundo. Si Argentina está tan bien, no debieran haber facultades delegadas como tienen los presidentes desde el ’83 para acá.. Debe funcionar el Congreso y debe haber un control entre los tres poderes del Estado en una república que funcione. Por ejemplo, ¿cuántos años hace que en la Provincia venimos discutiendo el tema de la basura? El Ceamse es negocio redondo de cuatro vivos y nosotros no sabemos qué hacer con la basura. Si seguimos enterrando la basura debajo de la alfombra, nuestros recursos naturales, como el agua, se van a empezar a contaminar, como perdimos el Río de la Plata. Hoy nos damos cuenta de que el agua es un recursos valioso, pero hace 10 años era un recurso abundante y no lo valorábamos. Sin embargo, hoy tenemos que tener cuidado porque, si seguimos tirando basura industrial y de desechos urbanos al Río de la Plata y a las cuencas hídricas, vamos a terminar contaminando los acuíferos de donde bebemos. Y, en ese sentido, el gobierno de (Daniel) Scioli no ha cambiado nada. Y lo mismo va en la actividad económica. Argentina es un país muy desigual, y en 23 años no se ha hecho más que concentrar la economía en la Provincia. El país es un capitalismo de amigos: hemos cambiado los amigos de los ’90 por otros distintos que hoy se hacen poderosos.