martes, 4 de octubre de 2011

“Cuando uno escucha a la gente,,que sabe es más fácil gobernar” - H. Binner - El Litoral

“Vamos a seguir trabajando para que, algún día, algún gobernante tenga un presente en el que le den a la provincia lo que le corresponde”.
A las puertas de las elecciones, y con la sucesión asegurada en la provincia, Binner mira al país con los pies en Santa Fe. La industrialización como proyecto inclusivo, el desafío de la inflación, la necesidad del diálogo y la impronta del federalismo, como ejes de una alternativa al kirchnerismo.
Emerio Agretti

La intensidad de la campaña proselitista se deja ver en el rostro de Hermes Binner, e impacta en su puntualidad de una manera que lo obliga a reiterar el pedido de disculpas. Recién llegado del congreso de Federación Agraria y antes de asistir con Antonio Bonfatti a una nueva asamblea ciudadana, el gobernador-candidato dialogó con El Litoral pivoteando en esa doble condición, con un discurso que busca extender su mirada a todo el territorio nacional sin quitarla de Santa Fe. Y que, como preludio a la distendida charla, se pasea por la recuperada sala “de protocolo” armada en la Casa de Gobierno eliminando un divisorio, y poblándola con regalos -como una bandera argentina hecha a mano por un artesano paraguayo o los guantes de Marcos Maidana- y objetos de arte encontrados en distintos rincones, o traídos de Rosario -como el tintero del escritorio-.
El mismo tono de anfitrión orgulloso con el que repasa la historia de esos pequeños trofeos escamoteados al olvido se traslada a la mirada sobre su gestión que, en su último tramo, asume un toque de anticipada nostalgia. “Santa Fe es una provincia tan linda para gobernar”, define, y se explaya sobre la diversidad productiva de la región, su entramado de rutas y kilómetros de costas. Y, no sin antes destacar los esfuerzos de inversión - “como nunca antes”- para comenzar a reparar la postergación del norte, concluye en que “la provincia no ha tenido a nivel nacional la preponderancia que merece”.
Llevado casi imprevistamente a un lugar que, en alguna medida, desmiente o va en sentido contrario de ese condicionamiento histórico, Binner se encuentra embarcado en una acelerada gira por todo el territorio nacional - “menos San Luis, que es una especie de principado”-, pero “sin descuidar los asuntos de la provincia”. Y arriesga una explicación para su vertiginoso ascenso al primer plano nacional, como el candidato de la oposición con más chances de crecimiento.
—Hoy hay una crisis de los partidos políticos, de todos. Y entonces hay una atención de la gente hacia nuevos partidos, nuevas propuestas, nuevos referentes. Así, hay una situación interesante.
—Ahora, usted es más que nunca una extravagancia política. Ya no sólo el primer gobernador socialista, sino también en un contexto en que la mayoría de las provincias está alineada con el gobierno nacional.
—Sí, que en muchos casos son de otro signo político, pero se las conoce como provincias K.

Pragmatismo y fugacidad
—¿No siente que está yendo en contra de la corriente, que la sociedad va para el lado del gobierno?
—No, yo creo que se está moviendo con un alto grado de pragmatismo. Pero nosotros no dejamos de defender lo que es de Santa Fe. Porque hoy la Nación le debe a Santa Fe 8 mil millones de pesos, y los seguimos reclamando en la Corte Suprema, y pensamos que sería muy útil que la Corte falle, porque creemos que lo va a hacer a favor de Santa Fe. Con lo cual tendríamos dinero suficiente para hacer más acueductos, más conexiones de vías férreas con los puertos, más infraestructura, viviendas. Pero vamos a seguir trabajando para que algún día algún gobernante tenga un presente en el que le den a la provincia lo que le corresponde.
—Se lo va a poder repetir a la presidenta el martes, en Venado Tuerto ¿no?
—Se lo vamos a decir, sí. Porque además, no estamos cometiendo ningún agravio, sino pidiendo lo que nos corresponde. Nosotros hemos agotado la vía administrativa, y no quedaba otra que la de ir a la Justicia. Lo que pasa es que la Justicia también hoy está en una situación bastante débil, porque hay una impunidad muy grande, me parece. Hay hechos resonantes, y en poco tiempo nos los hacen olvidar otros hechos más resonantes. No creo que sea lo mejor para una sociedad.
—De todos modos, insisto, llama la atención de que esto no parezca tener suficiente impacto en la sociedad, por lo menos a nivel electoral.
—Bueno, pero son circunstancias. También Menem tuvo el 50 % de los votos en la reelección, y De la Rúa lo mismo, y ya vimos qué pasó después. Es decir que eso no es ninguna garantía. Hoy, hay una gran fugacidad, en lugar de lo que en otros tiempos era fidelidad a un color partidario. En un momento, nos sorprendimos todos por lo que hizo Borocotó, hasta creamos un término nuevo: “borocotizar” (N. de la R.: aplicable a los que se cambian de bando, sin dejar su partido). Y eso fue un juego de niños al lado de lo que pasó después, y de lo que hicieron otros para tener un diputado más.

Pensar otro país
—Pero si la mayoría de la gente está conforme ¿qué propone usted para hacer mejor las cosas?
—Bueno, primero la industrialización. Tenemos que pensar un país que vaya hacia allí; sobre todo a partir de los productos primarios que tiene. Y sobre todo generando industrias lo más cercanas que sea posible a los lugares de producción, de forma tal de urbanizar el país. Nosotros vivimos en un país sumamente vasto, pero la mitad de la población está amontonada en Buenos Aires. Tenemos grandes vacíos que otros países quieren ocupar, no por malas intenciones, sino porque necesitan espacio. Nosotros tenemos un gran vacío demográfico, y hace 20 días nació en el mundo la persona número 7 mil millones. Entonces estamos en una situación donde hay una gran demanda de alimentos en el mundo, y ésa es la gran oportunidad; pero no de exportar commodities, sino productos elaborados. Creo que eso nos permitiría apuntar a una sociedad mejor.
—¿Y cuál es el principal problema para eso?
—La falta de confianza. Eso no está en los manuales de economía; sin embargo, en el comportamiento de la gente funciona. En 2002, por este tema, un psicólogo fue premio Nobel de Economía, Daniel Kanheman; precisamente con el planteo de que la falta de confianza hace que los inversores no inviertan. Y qué confiabilidad le damos a los inversores en Argentina, si se les macanea con el Indec. No hay una persona que crea que los números del Indec son ciertos; es un dibujo. El teléfono más caliente que hay en la gobernación es el del Ipec. Llaman todos: gobernadores, sindicalistas, empresarios. Porque saben que hay una estadística que sigue la misma metodología que tenía el Indec antes. Entonces, esta falta de confianza explica por qué todos los meses se van del país 2 mil millones de dólares. En los primeros seis meses se fueron 6.900 millones de dólares. Y después se aceleró. Además, está lo que la gente hace para sacar el dinero de circulación; por ejemplo comprando departamentos, que hoy hay muchísimos vacíos. Y aparte está todo lo que se va a otras monedas, o al colchón. Entonces, si generamos alicientes para que toda esta masa de divisas se invierta, sería muy importante para el crecimiento industrial del país.
Situación complicada
—Pero hoy se nos presenta al país en un buen momento económico y de crecimiento.
—En realidad, la situación de Argentina es complicada. La situación virtuosa de las dos balanzas positivas, la comercial y la fiscal, no se está dando así. La comercial está muy desbalanceada por la desigualdad que existe entre la compra y la venta con Brasil. Y la devaluación de Brasil está incrementando la posibilidad de comprarle, y disminuyendo la de venderle. Y la balanza fiscal es negativa; hoy se está gastando más de lo que ingresa. Y el mecanismo de amortización de este déficit es sacar dinero de la Anses y dejar un pagaré; es un sistema que viene tapando agujeros. Para que no se escape la economía, mantienen el dólar a un valor irreal, vendiendo divisas, que es lo que está haciendo el Banco Central. Porque si dejan al dólar que se maneje de acuerdo al libre mercado, estaría en el orden de los 5 pesos.
—¿Usted mantiene, como dijo el ministro Sciara en su momento, que hay que ir hacia una liberación paulatina del valor del dólar?
—Yo creo que lo más grave de todo es la inflación, que es el impuesto más injusto que existe. Porque si uno tiene un ingreso fijo, y cada vez que va a comprar le sale más caro, eso es lo que pasa. Entonces, nosotros proponemos una disminución progresiva; nada de “shocks”, porque a eso ya lo probamos y termina con el costo de vidas humanas. Nosotros estimamos que en tres años la inflación se puede bajar a un dígito. Pero es algo que se debe hacer, porque no podemos compatibilizar economías en el Mercosur cuando los otros países tienen 3 ó 4 % de inflación y nosotros tenemos 24.

El dilema asistencial
—Parece muy complicado el sostenimiento futuro del inmenso esquema asistencial montado por el actual gobierno, pero tampoco se puede desmontar. ¿Cómo cree que hay que encararlo?
—En primer lugar, es indudable que al que tiene hambre hay que darle de comer, después discutimos lo demás. Y ése es el rol que tiene el ingreso por hijo, que además obliga a ir a la escuela. Pero hay dos terrenos imprescindibles para construir la inclusión social: la educación y el trabajo. La educación es lo que hace libres a las personas, y el trabajo las hace dignas. A eso apunta también la industrialización, a dar trabajo a la gente. Un acuerdo virtuoso entre lo público y lo privado, donde el Estado tiene que hacer caminos, escuelas, hospitales, dar acceso a Internet. Y lo privado generar una industria de transformación del producto primario y dar trabajo.
—¿Y por qué piensa que las cosas no se están haciendo de esa manera?
—El país se tiene que pensar al revés, no de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia arriba. Y por lo tanto hay que darle importancia a las provincias. No porque lo diga la Constitución -que lo dice y hay que respetarla-, sino porque además hace al funcionamiento. ¿Quién de la Casa Rosada puede conocer más la provincia de Santa Fe que los santafesinos? Esto no pasa solamente porque la Nación se saque como un lastre la educación y la salud, y se encargue de las finanzas. Tiene que haber una participación genuina; lo mismo que con las instituciones y distintas organizaciones, que tienen un alto grado de desarrollo y conocimientos. Acá el gobierno con el campo hizo todo mal, y fue por no haber constituido un consejo consultivo. Y cuando uno escucha a la gente que sabe es mucho más fácil gobernar.
 
“Hoy la balanza fiscal es negativa; en la Nación se está gastando más de lo que ingresa. Y el mecanismo de amortización de este déficit es sacar dinero de la Anses y dejar un pagaré; es un sistema que viene tapando agujeros”.

“Estamos en una situación donde hay una gran demanda de alimentos en el mundo, y ésa es la gran oportunidad; pero no de exportar commodities, sino productos elaborados”
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“El teléfono del Ipec es el más caliente de la gobernación”

El cuidado de los adultos mayores
Ayer, también en Rosario, Binner dijo que “el cuidado de los adultos mayores, el de su salud, el respeto, el acceso a la recreación y el pago del 82 por ciento móvil son derechos de los jubilados y para el Estado una obligación”.
Binner participó por la tarde de la decimoquinta edición de las Olimpíadas de Adultos Mayores que se realizó en el Parque Independencia de esa ciudad del sur santafesino, organizadas por el municipio local.
Allí, y frente a un público de adultos mayores, el también gobernador de Santa Fe sostuvo que en el FAP “se concibe la seguridad social como un derecho humano fundamental, que debe brindarse a todos los miembros de la sociedad de forma igualitaria, sin diferencias de estatus, género, etnia o nacionalidad”.
“En Santa Fe, podemos decir con orgullo que a los jubilados provinciales se les paga lo que corresponde”, abundó el candidato presidencial del FAP.
“No debería ser la excepción, sino la regla en una Argentina que muchas veces es injusta con sus propios ciudadanos”, añadió Binner.
Por último, el candidato insistió en señalar que quiere “llevar a todo el país el 82 por ciento del salario de referencia como criterio para conseguir la redistribución que requiere un régimen de prestaciones solidario”.

Presiones de Moreno
El candidato a presidente por el Frente Amplio Progresista (FAP), Hermes Binner, denunció que recibió presiones del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por difundir mediciones sobre la inflación en Santa fe.
El gobernador santafesino aseguró que el funcionario nacional lo llamó por teléfono para que cambie los guarismos que difundió el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec) sobre la inflación. “Me ha llamado Moreno para decirme: ‘Dejá de poner esos números, poné los que te digo yo’: así, textual”, afirmó Binner.
“Una vez casi le digo: ¿Qué Moreno, Mariano?”, sostuvo en declaraciones a la televisión de Rosario.
El candidato presidencial comparó el ciclo kirchnerista “con la reelección de Carlos Menem y el gobierno de Fernando de la Rúa”, porque accedieron al poder con más del 50 por ciento de los votos “y al poco tiempo empezaron a decaer”.
“Hay un ciclo del kirchnerismo que se está agotando pese al 50 por ciento de apoyo que cosechó la presidenta en las elecciones primarias”, analizó el gobernador santafesino.
Asimismo, aseguró que el funcionario nacional también le pidió que “deje exportar el trigo”.
El gobernador refutó además las afirmaciones de la presidenta Cristina Fernández, y del ministro de Economía, Amado Boudou, con respecto a la ausencia de impacto en la economía nacional de la crisis global afirmando que “por el contrario, ya se encendió una luz amarilla”. A la vez que subrayó que “la soja volvió a bajar y Brasil devaluó”, sostuvo que “es una niñería pensar que está blindada la Argentina, algo nos va a tocar. Entonces tenemos que estar preparados”.
“Hay que darle importancia a las provincias. No porque lo diga la Constitución -que lo dice y hay que respetarla-, sino porque además hace al funcionamiento. ¿Quién de la Casa Rosada puede conocer más la provincia de Santa Fe que los santafesinos?”.
“En 2002, un psicólogo fue premio Nobel de Economía, Daniel Kanheman; precisamente con el planteo de que la falta de confianza hace que los inversores no inviertan. Y qué confiabilidad le damos a los inversores en Argentina, si se les macanea con el Indec”.